Con las ganas de aprovechar este tiempo inusual de calor tardío en Salamanca, quedamos este fin de semana con l@s compañer@s de La OLA, donde ahora entrenamos, para ir a escalar a Valdesangil.

Hace mucho que no íbamos a Valdesangil, fuimos la ultima vez con l@s herman@s y cuñad@s hace unos años, en aquel momento fue mi primera vez allá y para Susana pues un regresar a un lugar de grandes glorias. Ahora, algunos años y muchas aventuras después volvemos a este lugar emblemático de la escalada Charra, y parece que fue ayer. La combinación de colores ocres y verdes del Otoño otorgaban al local una aura sin duda mágica.

Fuimos los primeros en llegar a los «Callejones». Más gente iba llegando y escalando, familias con niños, perros, colchonetas, grupos de amigos, que al final tod@s se conocen, y muchos que ya no se veían hace mucho tiempo ahora se reencuentran. Sobretodo es un momento especial para Susana. Reencontrar todos los antiguos compañeros y verla escalar aquí en plena placa granítica es impresionante. Sube por el granito cómo agua que fluye para abajo, movimientos naturales que contrastan con la dificultad que siempre demostró en el conglomerado. Por otro lado yo, que nunca me sentí tan fuerte escalando (dentro de mis posibilidades claro), me sentí más torpe que nunca, jajaja; realmente es una escuela distinta y una roca difícil si uno no está acostumbrado – por poner una escusa vamos jajaja.

A destacar el casi encadene de Susana de «El Pulpo y la Ternera 6b», que no la encadenó porque no volvió a probarla, porque el paso inicial lo saca como mantequilla. Y después el encadene también de Susana, a top-rope pero al primer pegue, de «Necesito un Loquero 6b», una chimenea seguida de una placa. Cuando Susana subía por la chimenea no sé si veía una escaladora o una espele! Sin duda una máquina! ;-)

Quedan algunas fotos de este día espectacular: